
Por lo general, los pequeños empresarios en Estados Unidos retrasan sus planes de retiro, ya que prefieren hacer crecer sus negocios antes que todo, confían en vender sus empresas llegada la hora de la jubilación o, simplemente, aplazan la toma de esta medida para cuando mejoren sus ganancias, según un reporte del diario Chicago Tribune.
Bajo el título Small business owners must plan for retirement“, el informe enumera así las causas de esta situación, al tiempo que señala el modo en que los dueños de pequeños negocios pueden cambiarla. La idea es que no solo se enfoquen en la misión empresarial de ser sus propios jefes, sino también en la planificación de su futuro, que igualmente importa.
Como respuesta a la primera de las citadas razones, relativa a que los pequeños empresarios priorizan el crecimiento de sus negocios por encima de todo, el texto remarca que invertir en la jubilación debe ser una prioridad. ¿De qué modo? Pues, por ejemplo, a través de un plan 401 (k), un método de ahorro de impuesto diferido que funciona como un fondo de retiro.
También conocido como solo 401 (k), este plan no solamente posibilita que los propietarios de pequeños negocios (SBOs, por sus siglas en inglés) vivan su vejez sin sobresaltos económicos: también les permite tomar un préstamo de sus propios ahorros para cubrir necesidades financieras urgentes, justo cuando están tratando de hacer crecer sus respectivas empresas.
Dicho de otra manera, y a modo ilustrativo: si el dueño de una carpintería se acogiera a este plan, estaría garantizando su retiro y, a la vez, sacándole provecho a los fondos acumulados mientras esté en su etapa productiva. Lo mismo les ocurriría a contratistas y a quienes poseen negocios de electricidad, jardinería y climatización, por citar algunos ejemplos específicos.
Como contrapartida al segundo motivo, referente a que la gran mayoría de los SBO confía en vender sus empresas a un precio alto una vez llegado el momento de su jubilación, el Chicago Tribune puntualiza lo siguiente: los pequeños empresarios consideran que los ingresos obtenidos por ese concepto les bastarán para cubrir sus costos de vida cuando estén retirados.
Esa no es una mala idea. Sin embargo, según el reporte del diario, “no se pierde nada con disponer de un fondo de retiro adicional”, el que vendría siendo algo así como un plan de seguridad. Pongamos por caso al gerente de un negocio de plomería: aun si vendiera su empresa por una cantidad aceptable, estaría mejor protegido si tiene un proyecto de jubilación asegurado.
En el caso de la tercera cuestión, concerniente al aplazamiento del plan de retiro hasta que aumenten las ganancias de la empresa, el informe recuerda que nadie puede garantizar ni el incremento de las ventas ni la reducción de los costos. Incluso–remarca–ni siquiera un negocio que esté creciendo está exento de eventualidades que demanden más dinero en efectivo, de ahí que retrasar el tema de la jubilación por esa causa no sea una buena idea.
En este punto, el texto retoma la iniciativa de que los pequeños empresarios deben acogerse a un plan 401 (k), debido a que éste, además de las ventajas ya citadas, puede aumentar de modo exponencial. O sea, mientras más tiempo permanezca la inversión en el fondo, más dinero habrá a la hora en que se necesite.
Quiere decir que, en vez de esperar por las posibles utilidades de, digamos, una compañía que realiza demoliciones, o de una que se enfoca en la ganadería, siempre será más atinado que sus respectivos dueños cuenten con esta especie de plan B, al que podrán contribuir cada año, con más o menos dinero, según el cash del que dispongan.
Innegablemente, si cada SBO de este país implementara estos consejos, su retiro estaría del todo garantizado y la tranquilidad de su familia, más que asegurada.
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